Los debutantes en el arte cafetero pueden cometer errores a la hora de preparar un sabroso café. No se trata solo de contar con ingredientes de calidad, sino de efectuar un proceso de preparación aplicando métodos convenientes. En este artículo, se mencionan los clásicos errores que puedes cometer cuando preparas una taza de café.
La mayoría de las personas compra el café en el supermercado, siendo este el error número uno. Este café no es de calidad, por el contrario, casi siempre es un café desagradable al paladar.
Un café de calidad no se consigue en los supermercados, sino con proveedores especializados que garantizan productos cafeteros de alta categoría.
Si tu interés es tomar café fresco, lo ideal es que adquieras un molinillo para moler los granos recién comprados. Al ser un producto perecedero, el café se vence y pierde propiedades organolépticas. De allí que la única manera de consumirlo fresco y aprovechar todas sus virtudes es colarlo antes de las dos horas de ser molido.
Moler los granos con el molinillo representa una ventaja para aquellos cafeteros exigentes que disfrutan el aroma, textura y degustan el buen sabor del café.
Uno de los errores que cometemos al preparar café es usar agua con minerales fuertes. El agua influye notablemente en el sabor de la taza final, en virtud de que la infusión de café es entre 90 y 95% agua.
La mejor agua para el café es aquella que es insípida e incolora, preferiblemente embotellada o filtrada. Se debe tomar en cuenta la temperatura, procurando que se encuentre entre los 85 y 95 °C. Retira la infusión de café cuando empiece a hervir, y deje reposar un minuto antes de su consumo.
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